Hoy día resulta impensable que disfrutar de la playa de Benidorm, bañarse o navegar en su bahía pudiera implicar la esclavitud o la muerte. Pero así fue durante los primeros 500 años de existencia de dicha ciudad. En la Edad Media sufrió muchos ataques de corsarios norteafricanos y en cuatro de ellos se llevaron cautivos a todos sus habitantes. Algunos regresaron tras pagar rescate pero otros no lo pudieron hacer. A principios del siglo XVI, tras un nuevo ataque, sus habitantes abandonaron Benidorm y su término municipal fue absorbido por Polop. Tan sólo permaneció en el castillo un grupo de personas encargadas de la vigilancia del litoral. Aún así los norteafricanos destruyeron tres veces sus murallas, su castillo y la mayoría de sus casas. El Reino de Valencia reconstruyó los elementos defensivos pero no sus casas y Benidorm siguió deshabitado durante siglo y medio. Sólo los pescadores acudían en invierno y algunos de ellos fueron atrapados por los corsarios argelinos.

A partir del siglo XVII se mejoró el sistema de alerta y defensa y los corsarios dejaron de atacar en tierra con lo que se pudo repoblar Benidorm en 1666. Pero siguieron los ataques en el mar y en fecha tan tardía como 1824 aún tenemos constancia de pescadores cautivos.